En la localidad alemana de Lübbenau-Lehde, muchas de las casas sólo son accesibles desde el agua. Por eso, Andrea Bunar, empleada de Deutsche Post, ejerce en el pueblo de "cartera acuática" y, en su quinta temporada de verano, repartirá cartas y paquetes entre los vecinos con su canoa pintada de amarillo.
La tradición, que se mantiene desde hace 119 años, es única en Alemania, aunque el trabajo comporte ciertos inconvenientes cuando hace mal tiempo.
Cada semana, reparte más de 600 cartas simples, certificadas y tarjetas postales, así como unos 60 paquetes y bultos, que pueden llegar a pesar hasta 31,5 kilogramos. Hasta ahora, sus entregas de mayor volumen han sido un columpio y un seto de jardín.
La cartera de este pueblo ofrece, además, los servicios de una pequeña sucursal, es decir, que sus clientes pueden entregarle los envíos que desean realizar y comprarle sellos para cartas, paquetes postales y paquetes grandes. En su recorrido diario de ocho kilómetros, también vacía tres buzones.
El trabajo se realiza en canoa de abril a octubre, mientras que en los meses de invierno el trabajo ha de realizarse en coche y a pie.