La naviera japonesa K Line se ha propuesto convertirse en el mayor operador de buques 'capesize' del mundo, al mismo tiempo que reduce su presencia en otros segmentos menores del ámbito de los graneleros en los que ha perdido dinero en los últimos tiempos.
Con una flota total de más de 400 buques, la tercera línea marítima del país aún debe definir su estrategia para reducir el número de graneleros de tamaño medio o pequeño que han sido contratados a largo plazo de unos 70 a 30 para 2025.
En este momento, la mayor parte de su flota 'capesize' está alquilada a largo plazo, pero entre sus planes se encuentra una mayor apuesta por el mercado 'spot', algo que no resulta habitual entre las grandes navieras japonesas. Ante la disminución de los contratos a largo plazo, están dispuestos a centrarse más que antes en los de corto o medio plazo.
K Line opera unos 110 buques 'capesize' de los que 80 son propios o fletados con un contrato de larga duración. También tiene alquiladas unas 20 embarcaciones con contratos de menos de un año y unos 10 con contratos 'spot'.
Sus números en el segmento de los grandes graneleros le sitúan ya como el mayor operador de Japón en este segmento, pero su flota no es aún ni la mitad de extensa que la del primero del mundo, Cosco.