El paro patronal indefinido en el transporte de mercancías por carretera está suponiendo para muchas cadenas de suministro un nuevo 'reset', tras el que se vivió hace dos años, con la declaración del estado de alarma por la pandemia de coronavirus.
Entre 2020 y 2022, las cadenas de suministro españolas han tenido que sufrir dos situaciones de parón forzoso y de sucesivos reinicios de toda la maquinaria.
Todo ello perjudica la competitividad de la economía española en un contexto de máxima incertidumbre, con los precios de la energía disparados y una crisis social que amenaza con extenderse como la pólvora.
Son los casos, por ejemplo, de la planta de Volkswagen en Navarra, obligada a parar por falta de suministro y que después ha vuelto a iniciar la actividad con gran incertidumbre.
En esta misma situación se encuentra la factoría de Ford en Valencia, que vive pendiente de la evolución de la escasez de suministros, particularmente de componentes electrónicos, para tomar medidas de regulación de empleo.
En la industria ferroviaria, Caf ha tenido que cesar su producción en Guipúzcoa por el paro patronal en el transporte, que le impide recibir suministros y sacar su producción.
Hasta la propia Inditex habla de "ligeros retrasos" en la entrega de pedidos de su canal on-line como consecuencia del paro de los transportistas.
En el ámbito de la alimentación, tras el impacto sobre gran parte de la industria agroalimentaria del país, en las últimas horas ha sido Danone la que ha anunciado un inminente cese de su producción por falta de materia prima en sus cuatro plantas de lácteos y en otras tres de agua.
Particularmente, la recogida de leche cruda está muy afectada desde hace días en gran parte de la cornisa cantábrica, donde los ganaderos asumen costes fijos sin percibir ningún rendimiento por su actividad.
La situación se repite en gran parte de la geografía española mientras la situación se enquista con un Gobierno que se agarra al acuerdo cerrado con el Comité Nacional este mismo lunes 21 y con unos convocantes del paro que suben la intensidad de su protesta y amenazan con redoblar las movilizaciones.
Ante la incapacidad de unos y otros para negociar se multiplican los devastadores efectos económicos de una situación a la que también se están sumando otros colectivos, principalmente del sector agrícola, pesquero y ganadero.