El concurso convocado por la Autoridad Portuaria de Sevilla con el objetivo de otorgar la concesión administrativa para habilitar las instalaciones de dique seco y varadero de la instalación portuaria, así como su explotación para la prestación de servicios de astillero de reparación, certificación de buques y actividades complementarias ha quedado finalmente desierto.
Este concurso, cuyo plazo de presentación de ofertas finalizaba este jueves, se llevaba a cabo después de que Sevilla Shipyard presentara una oferta al Puerto para la explotación del terreno público del puerto, lo que provocó que tuviera que abrirse un proceso para analizar si había más ofertas en la misma línea.
El proceso se desarrolló a partir de mayo y al mismo se presentó también la sociedad Astillero del Guadalquivir.
Así, tras concluir a finales de julio que las dos ofertas presentadas en el proceso abierto en mayo cumplían los requisitos pertinentes, como eran la presentada inicialmente por Sevilla Shipyard para la reparación naval y la de la sociedad Astillero del Guadalquivir, se procedió a abrir un concurso en el que hasta tres empresas se mostraron interesadas.
Sin embargo, fuentes de la Autoridad Portuaria han confirmado que finalmente el concurso ha quedado desierto, pese a que fue abierto ante el interés demostrado por diversas empresas.
Según el pliego de condiciones, el terreno a explotar ocupa una superficie total de 12.000 m², incluyendo las instalaciones de varadero y dique seco del puerto hispalense, y se apuntaba a una concesión por un plazo máximo de 20 años, con posibilidad de dos prórrogas de cinco años.
Las propuestas debían incluir un volumen de negocio mínimo de siete millones en sus tres primeros años de vida, de nueve millones del cuarto al sexto año y de once millones del séptimo al vigésimo, siendo excluidas aquellas empresas que no alcancen estas previsiones.
El inicio de la explotación debía producirse en un máximo de 18 meses y la inversión en el dique seco finalizarse en 24 meses. Las instalaciones del varadero deberían estar operativas y disponibles en un máximo de cinco años desde el inicio de la explotación.
El astillero de Sevilla finalizó su actividad el 31 de diciembre 2011 tras una larga agonía financiera y económica. Tras su segregación de la antigua sociedad naval 'Izar', extremo que separó al astillero hispalense de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), el astillero entró en una lenta deriva hasta su adquisición por parte de los Astilleros de Huelva.
No obstante, el funcionamiento de los astilleros bajo la gestión de los empresarios onubenses tampoco prosperó y, finalmente, las instalaciones fueron clausuradas al finalizar 2011 al arrastrar la sociedad gestora una deuda aproximada de 193 millones de euros.