Con un crecimiento permanente de dos dígitos, el comercio electrónico está generando una presión enorme sobre las empresas de retail y logística, pues los clientes cada vez tienen unas expectativas más elevadas en cuanto a la rapidez y comodidad de las entregas, y toleran menos los retrasos y errores en los pedidos.
Los vehículos autónomos y la robótica, además del cambio hacia modelos más sostenibles como los vehículos eléctricos, contribuirán a mejorar la eficiencia y a reducir la huella de carbono que genera la tramitación de los pedidos, pero a día de hoy estas soluciones exigen una importante inversión de capital y un compromiso a largo plazo.
Zetes ha elaborado un informe en el que se analizan las soluciones tecnológicas esenciales que están ayudando a los retailers a lograr la excelencia en la primera y última milla. De hecho, el valor global de las entregas de última milla en el comercio electrónico se ha calculado en 3.020 millones de dólares en 2019, y se espera llegar a los 5.403 millones de dólares en 2025.
Un factor importante que genera ineficiencia en este ámbito es el enorme volumen de paquetes que no se entregan con éxito en el primer intento. Según un estudio realizado en Japón, casi el 20% de las entregas no se realiza en el primer intento, y este porcentaje aumenta en las zonas urbanas.
Se calcula que el coste de cada entrega fallida es de 15 euros, una cantidad nada despreciable en un sector en el que muchas empresas tienen unos márgenes exiguos. Teniendo en cuenta que la última milla representa el 30% del coste total de la preparación, el nivel actual de fallos es insostenible.
Además, durante los picos estacionales las entregas diarias pueden duplicarse, con lo que las empresas se ven obligadas a contratar a decenas de miles de trabajadores en sus almacenes y departamentos de transporte para asumir la demanda, pero cuentan con muy poco tiempo para formarse.
Tecnologías y personas
No obstante, los retailers no pueden aumentar los márgenes a costa de sacrificar la excelencia del servicio, por lo que es preciso trabajar de forma más inteligente y aprovechar las tecnologías para optimizar los procesos críticos y garantizar un modelo logístico totalmente flexible.
Algunas de las tecnologías que se están probando están relacionadas con la robótica, pero aún se encuentran en una fase incipiente. Otras, como los drones, solamente pueden transportar paquetes pequeños y muy ligeros, y solamente se pueden utilizar con seguridad en áreas rurales.
Por su parte, los vehículos autónomos no pueden entregar pedidos de alimentos en bloques de pisos, a menos que dispongan de taquillas acondicionadas para ese fin. Por tanto, a corto o medio plazo las personas seguirán siendo una parte fundamental del proceso de tramitación de los pedidos, aunque podrán apoyarse en la tecnología para ser más productivos y eficientes.