A mediados de 2014, el puerto de Gijón contaba con ocho líneas regulares, de las cuales cinco estaban dedicadas al movimiento de contenedores y las otras tres, a tráfico ro-ro. Sin embargo, en la actualidad solo quedan tres, todas de tráfico contenerizado, según indica el diario El Comercio.
La interrupción de la autopista del mar entre la ciudad asturiana y Saint Nazaire, en Francia por parte de la naviera gala LDLines en septiembre de 2014, supuso la pérdida de los tráficos ro-ro, y dos conexiones ferry con el puerto de Poole (Inglaterra) y el de Rosslare (Irlanda).
Los elevados costes del buque fletado por el operador y sobre todo, la finalización de la subvención concedida para su puesta en marcha, pusieron fin a esta línea que no generó los volúmenes, a decir del armador, que justificaran su mantenimiento en el tiempo y que cosecharon la negativa de otras grandes compañías, como Grimaldi, P&O o Brittany Ferries, a tomar el relevo.
Actualmente, existe un proyecto para reanudar el servicio por parte de Transportes Riva, que busca adaptarse mejor a las condiciones del mercado y operar la autopista del mar y sus conexiones ferry en el plazo de unos meses, pese a la interrupción del servicio de más de dos años.
Crecimiento del tráfico de contenedores
En cuanto al tráfico de contenedores, El Musel mantiene tres de las cinco líneas regulares con las que contaba en 2014, en un tráfico que ha crecido en torno al 5% en 2016.
En este caso se ha producido una concentración de la oferta. De hecho, las cinco primeras navieras del mundo movían en 1995 el 23% de la mercancía contenerizada del puerto de Gijón, cifra que este año ha ascendido hasta el 50%.
Este crecimiento está propiciado por la guerra de precios, de forma que en la actualidad, transportar un contenedor entre China y Europa tiene un coste de entre 180 y 200 dólares, entre un 50% y un 80% inferior al de hace cinco años.