Cataluña es, por su ubicación estratégica, paso obligado para la importación y la exportaciónde mercancías por carretera.
En esta comunidad autónoma convergen los flujos de exportaciones de frutas y verduras del Arco Mediterráneo hacia los mercados del centro de Europa, así como los tráficos que suben desde Marruecos hacia los mercados europeos, con las importaciones de materias primas y producto terminado desde Europa hacia la península ibérica.
La situación política que se vive en Cataluña, con huelgas, movilizaciones y paros, ha impactado de gran manera en el diseño de flujos y rutas de todo tipo de productos y, especialmente, en el caso de los productos perecederos.
Algunas empresas europeas que importan productos hortofrutícolas hacia los principales mercados del continente han modificado sus rutas de transporte internacional con el fin de minimizar retrasos e incidencias durante el tránsito por la región que pudieran afectar a la carga, e incluso se plantean establecer rutas alternativas que eviten pasar por Cataluña, asumiendo incluso viajes más largos, a través del paso central de los Pirineos.
En este sentido, cabe reseñar que la normativa fitosanitaria en muchos países europeos se ha endurecido hasta el punto de que se rechazan camiones por incidentes leves que no habrían afectado a toda la carga.
De igual modo, otra vertiente de la situación en Cataluña se vive en los tráficos que unen esta comunidad con las islas Baleares.
Algunas navieras que trabajan en estas líneas han tenido problemas con viajes reservados que no se han completado debido a las situaciones de colapso que se han vivido recientemente en las carreteras catalanas y que, sin llegar a generar escasez en el archipiélago, sí que han producido problemas de abastecimiento que se han visto mitigados porque no es temporada alta y porque se ha tenido capacidad de reaccionar con cierta flexibilidad.