El ferrocarril es objetivamente el medio de transporte terrestre más eficiente que puede encontrarse en la actualidad. Sin embargo, su cuota modal sigue siendo muy baja en comparación con la de otros mucho más contaminantes, un hecho que ha tenido un impacto negativo en los niveles de emisiones del sector del transporte.
Desde 1975, el transporte ferroviario ha reducido notablemente su gasto energético y sus emisiones, avanzando así hacia la progresiva electrificación de un parque de locomotoras dominado por el diésel.
Sin embargo, el ritmo de electrificación anual de los últimos años ha sido del 1% en España, muy por debajo del 35% mundial o el 60% de la Unión Europea. El proceso de transformación supone grandes costes, por lo que suele realizarse solamente en líneas de gran eficiencia económica, social y energética, tal y como recoge un estudio de Enagás.
[sumario]Factores como los avances tecnológicos o el crecimiento de la infraestructura gasistas, colocan al gas como la mejor alternativa para el transporte ferroviario.[/sumario]
Además, el ferrocarril consume prácticamente la mitad de toda la electricidad utilizada en el sector del transporte en España, el 45,8% del total, según datos del Ministerio de Energía.
A la vista de estas limitaciones, es preciso analizar otras alternativas que resulten viables y presenten el suficiente margen de mejora ante un eventual endurecimiento de los requisitos medioambientales y económicos. Entre ellas, se encuentran el hidrógeno, los biocarburantes, el GLP y el gas natural, que es el que cuenta con una mayor disponibilidad, al tratarse de un recurso natural.
Este tipo de combustible, totalmente renovable, cuenta con una cadena logística más sencilla que la de los combustibles fósiles y sus derivados, que dependen en gran medida de la importación y de otros elementos de transporte para llegar hasta el consumidor.
Los avances tecnológicos, la mejora y crecimiento de las instalaciones gasistas, y el amplio número de puntos de suministro, así como las nuevas alternativas para atender la demanda, sitúan al gas natural como la mejor alternativa para el transporte ferroviario.
Proyectos de Renfe
Renfe ha desarrollado desde 2014 diversas iniciativas de i+D+I en el ámbito de los combustibles alternativos tanto en su división de viajeros como en la de mercancías. Entre los más avanzados, recogidos por Enagás, destaca el correspondiente a la línea raiLNG-DMU, cuyo viaje inaugural se ha completado en enero de 2018 entre las localidades asturianas de Mieres y Figaredo, tras los correspondientes estudios de viabilidad técnica y económica, y de seguridad.
Se trata de la primera iniciativa de transformación de una Unidad Múltiple Diésel, DMU, para su uso con Gas Natural Licuado. En ella, se ha sustituido el motor diésel de una de las dos unidades automotoras del tren por otro que consume gas natural para su propulsión y se han instalado los depósitos en los que se almacenará el GNL junto con los elementos auxiliares necesarios.
Los resultados están siendo analizados durante los cuatro primeros meses del año para comprobar si es viable la adaptación y extraer conclusiones sobre requisitos técnicos de espacio, peso, refrigeración, y autonomía para la tracción de gas natural, además de otras variables comparativas en emisiones. La iniciativa, orientada al transporte de viajeros, cuenta con un presupuesto de 1,5 millones de euros aportados por Renfe, Enagás y Gas Natural Fenosa.
A esto se suman otros proyectos del operador, como una investigación sobre el uso del GNL como combustible alternativo en el segmento de mercancías y viajeros, consistente en la transformación a gas de una locomotora diésel 1600. Está prevista una inversión de 4,5 millones, aportados en un 40% por los socios y en un 60% por los fondos CEF.
[sumario]El uso del gas puede servir para potenciar la competitividad y sostenibilidad del transporte ferroviario a medio plazo, así como para garantizar su adaptación a los objetivos medioambientales fijados por las autoridades europeas.[/sumario]
Asimismo, destinará 0,15 millones al desarrollo de locomotoras a gas para realizar maniobras en los puertos. Actualmente, se está diseñando la solución, que requerirá una inversión dividida al 50% de los socios y la Unión Europea a través del proyecto Core LNGas hive.
Otras iniciativas pasan por el uso del GNL como materia prima para la transición hacia el hidrógeno, H2, con un presupuesto de 2,5 millones de euros, y por el transporte de GNL en ferrocarril. En este sentido, se pretenden desarrollar los criterios de seguridad a aplicar en los futuros corredores europeos.
El objetivo es impulsar la industria ferroviaria española con la introducción de gas natural y desarrollar soluciones que le permitan potenciar su competitividad y sostenibilidad a medio plazo para adaptarse a los objetivos medioambientales europeos.
La promoción de este tipo de vehículos ferroviarios se enmarca en el plan de descarbonización y eficiencia energética de Renfe y Adif, así como en la estrategia de impulso del Vehículo con Energías Alternativas en España 2014-2020, en línea con el objeto y ámbito de aplicación de la Directiva 2014/94 sobre la implantación de una infraestructura para los combustibles alternativos en toda Europa.