De cara a 2050, el Gas Natural Licuado pasará a ser el combustible más utilizado en el transporte marítimo. Así lo asegura un informe publicado por la sociedad de clasificación DNV GL, según el cual el amoniaco también subirá puestos en el ranking.
En él, se han analizado diferentes tipos de combustible, tanto los que pueden llegar a reemplazar a los combustibles fósiles como aquellos que solamente se contemplan para el periodo de transición energética. Para ello, se ha estudiado la flota global, que desde mayo está inmersa en un proceso de transformación para adaptarse a los nuevos límites de azufre, y los pedidos realizados en este periodo.
Los buques propulsados por GNL o preparados para su adaptación se sitúan en el primer puesto de la lista, seguidos por los que utilizan baterías, lo que incluye buques eléctricos e híbridos, generalmente ferries.
A medida que avanza el desarrollo de la propulsión eléctrica, es probable que muchos operadores opten por la tecnología de baterías, ya que se está trabajando en sistemas más flexibles que puedan integrarse con otros combustibles e infraestructuras futuras.
Esta flexibilidad es fundamental, incluso en todo el enfoque, puesto que los combustibles en los que se piensa hoy en día pueden no tener nada que ver con los combustibles del futuro. Los propietarios de buques, los operadores y la propia industria encontrarán mucho más difícil la adaptación a un entorno de bajas emisiones si se limitan a una única opción.