Un conductor de transporte internacional es lo más parecido a un nómada que existe en Europa, un profesional que cruza fronteras y acumula kilómetros (dentro de los límites legales) como si la cosa no fuera con él.
Las condiciones de trabajo de cualquier conductor de transporte internacional no tienen prácticamente nada que vercon las de los trabajadores de otros sectores enviados por sus empresas a un centro de trabajo alejado de sus domicilios, durante un período de tiempo más o menos largo y al que acuden día tras día, mientras permanecen desplazados.
En definitiva, un conductor de transporte internacional se mueve con su vehículo, que viene a ser un centro de trabajo móvil, al igual que sucede en el caso de los marineros.
Astic, Asociación de Transporte Internacional de Carretera, y la asociación danesa para el transporte de mercancías por carretera, ITD, tienen clara la diferencia y han promovido la elaboración de un manifiesto conjunto respaldado por asociaciones sectoriales de otros 12 países.
[sumario]Los conductores no son trabajadores desplazados cuando hacen transporte internacional y que la Directiva de Desplazamiento de Trabajadores, por tanto, no debe aplicárseles.[/sumario]
Entre ellos se encuentran Portugal, República Checa, Irlanda, Holanda, Polonia, Letonia, Lituania, Bulgaria, Rumanía, Eslovaquia, Estonia y Hungría.
En el documento conjunto se afirma que los conductores no son trabajadores desplazadoscuando hacen transporte internacional y que la Directiva de Desplazamiento de Trabajadores, por tanto, no debe aplicárseles "puesto que está pensada para sectores de otra tipología cuyos empleados no tienen la alta movilidad que caracteriza a los conductores de transporte internacional".
Caos normativo
Las 14 asociaciones firmantes de este manifiesto coinciden en señalar casos reales en los que, a través de leyes, como la Macron en Francia o la MiLog en Alemania, se ha generado una ingente carga burocrática y un caos normativoque enfrenta a las empresas y a los trabajadores extranjeros a la indefensión jurídica.
Esta situación obligará, a juicio de las entidades firmantes de este manifiesto, a las empresas de transporte internacional por carretera a "lidiar en Europa con hasta 20 legislaciones nacionales diferentes y hasta 50 niveles de salario mínimo".
Ante este panorama, afirman, muchas de ellas optarán por afrontar la reducción de sus operaciones transfronterizas o recurrrirán a la subcontratación de autónomosen detrimento del trabajo de sus propios conductores asalariados.