El cierre de Shanghai por motivos sanitarios sigue alargándose y ahora no se prevé que se levanten las restricciones en la ciudad china hasta mediados de mayo, como muy pronto.
La situación tiene un gran impacto en las cadenas de suministro que enlazan el principal puerto comercial de China con las grandes rutas hacia Europa y América.
Sin embargo, parece que poco a poco la cadena ha aprendido a convivir con esta situación, algo que se debe en gran parte a que se han reducido los volúmenes de las importaciones desde esta zona del país asiático entre un 20% y un 30%.
Así pues, la congestión portuaria ha hecho que el tiempo de espera de los buques para atracar en los puertos de la región se ha incrementado hasta los dos días, un registro que, pese a ser alto si se compara con las doce horas de espera media antes del confinamiento, también es inferior al que había durante el pico estacional del año pasado.
[sumario]Los volúmenes de las importaciones desde esta zona del país asiático se han reducido entre un 20% y un 30%, lo que ayuda a mitigar el impacto del cierre.[/sumario]
Además, la estabilidad en los fletes que se registra en las últimas semanas también podría apuntar, a juicio de los analistas, a que las elevadas tasas de inflación en Europa y los Estados Unidos estarían provocando que la demanda en estas dos zonas económicas se estuviera contrayendo, circunstancia que, por otro lado, también podría contribuir a rebajar la presión sobre las cadenas de suministro en Shanghai.
Por otra parte, parece que los desvíos y las omisiones de escala también aportan algo para mejora la situación, aunque, al tiempo, parece que una vez se eliminen las restricciones podría producirse un fuerte incremento en los volúmenes de mercancía a salir de Shanghai, lo que podría producir un efecto dominó en la cadena de suministro, incrementado a un mismo tiempo la congestión portuaria, los retrasos en los servicios de transporte marítimo y un nuevo empuje al alza en los fletes.
Aun así, parece que la situación en Shanghai no tiene visos de ser tan extrema como la de hace un par de años, toda vez que ahora el cierre no ha sido total y, de igual modo, también se ha mantenido el flujo de contenedores vacíos, circunstancias que podrían acelerar la recuperación y evitar daños aguas arriba en las cadenas de suministro globales.