El uso de gas renovable como combustible ya es una realidad en Europa, donde según los datos de NGVA Europe, de las 4.120 estaciones de GNC y GNL operativas, más del 25% suministran biometano.
Esto equivale al 17% de todo el gas utilizado como combustible en el transporte. Este gas renovable, mezclado con gas natural convencional, permite una reducción de las emisiones de entre un 30% y un 38% en comparación con el uso de gasolina o el diésel.
En 2019 las matriculaciones de nuevos vehículos a GNL se duplicaron y a día de hoy, hay más de 10.000 camiones de este tipo en las carreteras europeas. Es un dato a tener cuenta, puesto que la infraestructura y vehículos actuales de GNC y GNL son compatibles con el gas renovable, sin necesidad de realizar ninguna modificación ni inversión.
Proyectos en Europa
La producción de bioGNL se encuentra aún en una etapa temprana, pero en los países del norte de Europa ya se encuentran muy avanzados. En Skogn, Noruega, el bioGNL se produce a partir de una planta que trata 100 toneladas de residuos de las industrias pesqueras cada día y tiene capacidad para dar suministro a una flota local de 300 camiones.
Mientras, en Italia hay más de 20 proyectos para nuevas plantas de bioGNL que podrán apoyar localmente la demanda, mientras que en Francia, España y Alemania, este combustible aún está cogiendo impulso.
Desde Gasnam, consideran que es preciso "encontrar la manera de integrar mejor todas las opciones disponibles en un periodo de tiempo que no solo debe apuntar a 2050, sino que ya debe comenzar hoy".
Para ello, la futura revisión del Reglamento sobre emisiones de CO2 tendrá que identificar la herramienta adecuada, capaz de realizar un enfoque que tenga en cuenta las emisiones de todo el ciclo de vida del combustible y no solamente las del tubo de escape.