Fomento espera que la inversión final en el Corredor Atlántico, "un proyecto de Estado", según ha afirmado el propio ministro Ábalos este pasado miércoles en la presentación del proyecto que ha tenido lugar en el Ministerio de Fomento, alcance cuando toda su infraestructura esté plenamente desarrollada los 41.000 millones de euros.
De esa cifra, las actuaciones pendientes de ejecutarse ascienden a 16.872 millones de euros, según los cálculos de la presidenta de Adif, Isabel Pardo de Vera, que servirán para "modernizar una red bastante abandonada y que corre el riesgo de quedarse obsoleta", según Ábalos.
Al mismo tiempo, la envergadura del proyecto podría suponer un riesgo por la amplitud del territorio a cubrir y la cantidad de conexiones propuestas.
Entre ellas se encuentran actuaciones de electrificación, de implantación de ERTMS, de duplicación de vías, de aumento de velocidades, de mayor longitud de trenes y de incremento de la capacidad de carga por eje que, a juicio del ministro de Fomento, deben traducirse en mejoras efectivas de los servicios logísticos para las empresas del sector industrial y del sector exterior.
El objetivo de estas actuaciones es "que puedan tener menores tiempos de tránsito, menores costes, menos incidencias, menos trámites, más fiabilidad para que las mercancías puedan transitar desde los puertos de la fachada atlántica hasta el núcleo de Europa, en ancho estándar, por vía electrificada, sin barreras burocráticas o técnicas".
En este sentido, Fomento estima que los corredores Atlántico y Mediterráneo no son infraestructuras independientes o que compitan entre sí, sino que son complementarias para el desarrollo de un país cohesionado y competitivo.
Líneas de mejora
Así pues, entre las principales líneas de mejora que propone Adif para este eje estratégico se centran en diez funcionalidades, como son la electrificación de la conexión con Portugal en Tui, el aumento de longitud y la adecuación de los gálibos en los eje León-Vigo y Monforte de Lemos-Ferrol-La Coruña, el aumento de carga, capacidad y longitud en los accesos desde la Meseta a Asturias y Cantabria, o la electrificación y renovación de instalaciones entre Salamanca y Fuentes de Oñoro, así como entre Mérida y Puertollano.
También s contemplan la electrificación y aumento de longitud en el tramo Algeciras-Bobabilla, común también al Corredor Mediterráneo, así como el desarrollo de las líneas de alta velocidad entre Burgos y Vitoria, así como entre Madrid y Extremadura para liberar capacidad en la red convencional para mercancías.
En definitiva, Ábalos afirma que los retos para el Corredor Atlántico para los próximos años se centran en culminar el proceso para la aprobación de la inclusión de los nuevos itinerarios de la Red Básica europea en el Corredor Atlántico, mejorar los procesos de planificación y ejecución de las infraestructuras en beneficio del interés público, trabajar para forjar una postura de consenso en España sobre la necesidad de crear un corredor realmente transeuropeo, que tenga continuidad en los territorios francés y portugués, así como mejorar la complementariedad entre el sector púbico y el sector privado en el corredor.
Sin embargo, en toda esta ambiciosa infraestructura queda pendiente algo imprescindible para su conexión transfronteriza, como es el uso del ancho de vía internacional.