Las nuevas tecnologías han ido entregando a los consumidores, a medida que se iba generalizando su uso, un poder omnímodo sobre las compras, con capacidades que ahora se extienden, bien lo saben los operadores logísticos, al momento y el lugar en que deciden recibir los productos adquiridos.
Esta situación ha llegado a su máxima expresión gracias a la interacción casi en tiempo real que llevan las marcas con sus clientes a través de las redes sociales, una tendencia que, además, también se ha mostrado como un elemento que pueden utilizar las empresas para conocer mejor a sus compradores, algo fundamental desde el punto de vista de la estrategia empresarial.
En este sentido, Primark constituye un ejemplo de aprovechamiento de las relaciones que establece con sus consumidores a través de las redes sociales para anticipar la reacción a sus productos y, de este modo, poder reaccionar para evitar roturas de stock por posibles aumentos de la demanda.
La cadena cuenta con 20.000 referencias y estima que un 30% del producto dispuesto en todos sus establecimientos cambia a diario, unas cifras que indican a las claras la flexibilidad de su cadena de suministro, engrasada con estructuras 'lean' y en la que se da prioridad al 'feed-back' que se obtiene de sus clientesa través de las redes sociales para posicionar producto que ha conseguido buenas reacciones allí donde se han producido.
En definitiva, la multinacional utiliza sus redes sociales como uno de los instrumentos más fiables con los que cuenta para llevar a cabo una planificación de la demanda ajustada a su realidad de mercado.
Esto es algo especialmente importante en un retailer que basa su modelo de negocio en los establecimientos físicos casi de manera exclusiva, que ensaya para potenciar la experiencia de compra en sus tiendas y que no descarta entrar en el canal on-line en un futuro, aunque con modelos, a priori, no basados en entregas domiciliarias.