En un momento como el actual, con una disminución en la demanda de transporte y con contínuos incrementos en el precio del combustible, que supone el 32% de los costes de explotación de un camión, cualquier medida que permita ahorros en el consumo de carburante, pueden suponer la diferencia entre alcanzar o no la rentabilidad de una operación.
El proyecto es el resultado de la colaboración entre los investigadores Salim Saadia, Shlomo Hareli y Boris A. Portnov de la Universidad de Haifa, en Israel y la mayor empresa de transporte por carretera del país: Egged Ltd. Así se comprobó que una empresa de transporte puede llegar a ahorrarse entre un 5 y un 7% del combustible. En el caso de Egged Ltd, el ahorro se cifró entre los 757.000 euros y los 908.000 euros en un año.
Según el estudio, incluso empresas que no se dediquen al transporte, pero trabajen con una flota de vehículos podrían ahorrar en gastos siguiendo el método de estos investigadores.
Los expertos seleccionaron a veinte conductores y los dividieron en cuatro grupos diferentes. Al primer grupo se le proporcionó una formación para ahorrar combustible y la posibilidad de cobrar un incentivo del 30% de cada litro de combustible ahorrado. Al siguiente equipo de conductores se les facilitó únicamente el curso de formación, al tercero sólo el acuerdo de pagarle el 30% de cada litro ahorrado y al último grupo, no se le dio ni formación ni incentivo.
La conclusión, como era de esperar, fue que los conductores que más ahorraron, un 7,3%, fueron los del primer grupo que habían recibido tanto la formación como la posibilidad del incentivo. En cuanto al grupo que había recibido únicamente la formación, consiguió un ahorro del 5,4%, y los conductores que sólo habían conseguido incentivos, ahorraron un 5% en combustible.
El equipo de investigadores explica que "tanto la formación profesional como una compensación económica parecen ser igualmente eficaces en el fomento de ahorro de gasolina".