De todos es conocido que el comercio electrónico está revolucionando la gestión de la cadena de suministro, fundamentalmente en lo que tiene que ver con la distribución de última milla, ese tramo en el que los bienes se llevan directamente a los consumidores finales.
Sin embargo, el impacto de este fenómeno no se queda solo en el reparto urbano de paquetería, como podría pensarse inicialmente, sino que también acabará tarde o temprano extendiendo su influjo a otros segmentos de actividad a los que ya ha llegado, como el reparto de comida a domicilio, y a otros a los que ha de llegar no tardando mucho, como es el caso de las entregas domiciliarias de productos perecederos.
Pese a la poca rentabilidad que, según parece, ofrece a las empresas de gran distribución, parece que, como ya ha sucedido en otros segmentos de reparto de última milla con anterioridad, grandes actores parecen decididos a entrar, porque todo apunta a que el que no entre acabará por quedarse fuera.
[sumario]En 2017, el canal on-line de los productos de alimentación ha crecido un 10% anual, aunque aún mantiene una cuota de mercado muy pequeña, del 1,2%.[/sumario]
Además, el segmento de comercio electrónico para productos perecederos de alimentación aún supone una cuota de mercado mínima comparado con el textil o los productos informáticos, por ejemplo.
Pero aún así, los expertos vaticinan un rápido crecimiento de las compras de productos perecederos a través de internet debido a una conjunción de diversos factores, entre los que se encuentran la creciente confianza y dominio que día a día van ganando los consumidores en el uso de los servicios de comercio electrónico, así como a la propia disposición del mercado que, con el fin de atender las nuevas necesidades que plantean los clientes, tiende a innovar con nuevos servicios adaptados.
Así las cosas, parece que los datos de crecimiento de los productos de alimentación en el e-commerce confirman esta tendencia que, como suele ser habitual, ya está bastante extendida en otros países de nuestro entorno.
Tendencia al alza imparable
El último dato oficial del ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación refleja que el canal on-line de alimentación ha crecido un 10% en 2017, con respecto a 2016.
En particular, las estadísticas reflejan que este tipo de consumo de perecederos a través del canal on-line está relacionado con población fundamentalmente urbana y de edad inferior a los 55 años.
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Esta situación es especialmente llamativa, ya que aunque este canal solo alcanza una cuota de mercado del 1,2% del total, es el que mayor crecimiento presenta a lo largo del año, por encima del aumento del 4,2% que han registrado los supermercados y los autoservicios y, sobre todo, frente a los descensos de 3,6% de los hipermercados y del 7,6% de las tiendas tradicionales de alimentación, que, a tenor de los datos, parecen las grandes perdedoras en el segmento de alimentación durante el año pasado.
Además, por si los datos no fueran suficientes, algunos movimientos empresariales avanzan que la tendencia es imparable.
[sumario]Algunas de las principales empresas de gran distribución han empezado a tomar posiciones en el canal on-line de distribución de productos perecederos.[/sumario]
Por ejemplo, a lo largo de 2018 la mayor parte de las empresas de gran distribución han ido avanzando y consolidando sus estrategias de comercio electrónico para productos de alimentación, a la vista de que el consumidor español parece más maduro y de que existe una demanda en el mercado que, como demuestran las estadísticas, tiende a crecer con fuerza.
Especialmente significativos en este sentido, parecen el lanzamiento de la tienda de alimentación on-line de El Corte Inglés y la ambiciosa apuesta que ha hecho en este terreno la valenciana Mercadona, que se suman a la experiencia que ya tienen en marcha de manera conjunta DIA y Amazon desde hace un tiempo, y que, además, han ido extendiendo a varias ciudades españolas.
Otro factor que da cuenta del auge que puede significar el comercio electrónico para la distribución frigorífica es el crecimiento del que dan cuenta los fabricantes de vehículos en el segmento de rígidos con carrozados para el transporte a temperatura controlada y que se refleja también en los datos de matriculaciones de los dos últimos años.