La Comisión Europea ha concluido que el aceite de palma no es un combustible respetuoso con el medio ambiente y que no debería promoverse su uso, ya que contribuye a la deforestación. De este modo, su utilización en el diésel será gradualmente reducida desde el año 2023 con el fin de eliminarlo por completo en 2030.
Sin embargo, se han especificado algunas excepciones en un intento de calmar a los países productores, como Malasia, Indonesia y Colombia. Esto supone que, en parte, seguirá promoviéndose el aceite de palma como un combustible sostenible para el transporte por carretera.
Desde la Asociación Transport & Environment, consideran que lo acordado implica un gran paso para el reconocimiento del impacto que tiene el aceite de palma en el medio ambiente, aunque creen que se trata de "una victoria parcial", pues el objetivo no se habrá logrado mientras la soja y parte del aceite de palma sean calificados como sostenibles.
En la actualidad, la Unión Europea es el segundo mayor importador de aceite crudo de palma en todo el mundo. Un 70% de los europeos se oponen a su utilización en el diésel y más de 65.000 ciudadanos han participado en la consulta pública previa a la decisión de la Comisión Europea.
Tres veces más contaminante
Un estudio que se ha tomado como referencia explica que el biodiésel de aceite de palma es tres veces más contaminante que el normal, mientras que el de soja es dos veces más contaminante. La creciente demanda de biocombustibles como estos conduce a la deforestación, especialmente en las regiones tropicales.
La decisión adoptada por la Unión Europea será revisada en el año 2021. Mientras, Transport & Environment seguirán presionando a los diferentes países para que sigan el ejemplo de Francia y eliminen todo el aceite de palma de los biocombustibles después de 2020.
En su opinión, los combustibles del futuro no deben tener como base los alimentos, sino los desechos, residuos y electrones. El Parlamento Europeo se pronunciará sobre la nueva decisión el 21 de marzo.