La Administración estadounidense asiste con preocupación a la creciente presencia de empresas chinas en el capital y la gestión de cada vez más terminales portuarias de todo el planeta, especialmente tras la operación de Cosco en una terminal de contenedores del puerto de Hamburgo.
Según datos del Wall Street Journal, diferentes empresas radicadas en el país asiático controlan o gestionan, bien directamente o a través de concesiones, terminales en 95 puertos de todo el globo.
El medio asegura, a partir de los registros de Drewry, que más de un 27% de todo el tráfico mundial de contenedores registrado el año pasado ha recalado en algún momento en terminales gestionadas totalmente o en parte por empresas con cuartel general en China o en Hong-Kong.
El Wall Street Journal asegura que analistas de seguridad de los Estados Unidos especulan con la posibilidad de que todas instalaciones facilitarían un eventual despliegue de la marina china, cuerpo que constituye uno de los principales focos de atención para la defensa estadounidense.
Más allá de esta remota posibilidad, a la vista de los resultados del encuentro que han mantenido esta misma semana los presidentes Jinping y Biden, lo cierto es que China ha ido apuntalando con inversiones estretégicas en algunos de los principales nodos de comunicación del planeta una expansión comercial a gran escala en lo que a todas luces parece una pugna económica directa con los Estados Unidos por la hegemonía planetaria.