Tras varios días de negociaciones, los países reunidos en la cumbre del clima de Naciones Unidas en Dubái han llegado a un acuerdo de transición para abandonar los combustibles fósiles, lo que permitirá generar un cambio de paradigma y redefinir las economías.
El texto de la declaración de la COP28 fue publicado por la presidencia de la conferencia de los Emiratos Árabes Unidos y adoptado en el plenario unas horas después. Se pone fin así al primer proceso de revisión del Acuerdo de París para analizar lo conseguido desde entonces y acordar los pasos a seguir a partir de ahora.
El plan, acordado por casi 200 países, pasa por una reducción profunda y sostenida de las emisiones en línea con el objetivo de que el calentamiento global no supere los 1,5ºC.
Así, incluye el objetivo de triplicar la capacidad de las energías renovables de aquí a 2030 y duplicar el ritmo de eficiencia energética en el mismo periodo.
Reconoce, por otro lado, la necesidad de adaptar la transición a las circunstancias de cada país e incluye una mención explícita a acelerar la reducción de emisiones derivadas del transporte por carretera.
Además, abre un amplio abanico de opciones que van desde acelerar las renovables a usar carbón, petróleo y gas de cero o bajas emisiones, pasando por la energía nuclear.
También se refiere al papel que deben jugar los combustibles de la transición para garantizar el suministro energético, y deja algunas puertas abiertas en relación al uso de ciertas tecnologías controvertidas para almacenar y capturar CO2.
En este sentido, algunos han criticado su falta de contundencia y claridad en relación al futuro de carbón, petróleo y gas, y sus lagunas en lo que respecta a la financiación y adaptación en los países más vulnerables.