La logística es una actividad cada vez más tecnificada, en la que el uso de las nuevas tecnologías es cada vez más intensivo a diferentes niveles.
De manera particular, este uso a gran escala de la tecnología se concentra en los almacenes, instalaciones con un funcionamiento muy preciso y que ofrecen grandes posibilidades en la obtención de ganancias gracias al uso de las nuevas herramientas tecnológicas y que presentan actividades repetitivas y tasadas, susceptibles de ser automatizadas con diversos fines, desde reducir costes a eliminar errores, e incluyendo también agilizar la preparación de pedidos, especialmente ante picos de actividad, como pasa, por ejemplo, con el comercio electrónico en el período que va desde octubre a finales de enero.
Sin embargo, la tecnificación de la actividad logística es un proceso heterogéneo, en el que tiene un gran peso la capacidad inversora de las empresas, pese a que el avance constante de las innovaciones tecnológicas abaratan el acceso a las novedades.
La tecnología reduce diferencias
En este mismo sentido, el propio sector logístico es un sector muy heterogéneo, no solo en cuanto a las diferentes actividades que se pueden prestar en la cadena de suministro, sino también por la diferencia de tamaño empresarial existente entre los grandes integradores, capaces de ofrecer servicios logísticos muy complejos en diferentes partes del globo, y las pequeñas empresas del sector, muy especializadas, a veces hasta el punto de depender en gran medida de un único cliente o de un grupo reducido de estos.
Esta circunstancia condiciona el avance de la automatización de la actividad logística junto el progreso en paralelo de soluciones a medida o la cada vez más rápida evolución de suites que permiten customizar herramientas predeterminadas a las necesidades de cada empresa concreta, abaratando los costes que suponen desarrollos tecnológicos avanzados.
De igual manera, las innovaciones se suceden a ritmo de vértigo de tal modo que unas tendencias se solapan a otras, aunque en este contexto hay algunas tecnologías que más allá de proponer meros avances cuantitativos, abren nuevos caminos.
Pese a todo, parece que la digitalización será la regla, sea cual sea el tamaño de la empresa, ya que la premisa en la cadena de suministro es que todo el ecosistema es tan débil como el más débil de todos los eslabones que la componen, por lo que se impone reforzar capacidades en toda la cadena.
La demanda de entregas rápidas y precisas, impulsada por el auge del comercio electrónico está acelerando el desarrollo tecnológico y ahora existen muchas soluciones tecnológicas que son realmente asequibles y permiten automatizar partes de un proceso sin necesidad de digitalizar un almacén al completo.
En este sentido, las nuevas tecnlogías permiten hacer frente a desafíos como los altos costes operativos, la reciente caída de la productividad, los errores derivados de los procesos manuales o la dificultad de encontrar personal.
De manera particular, la automatización y robótica aumentan la productividad, reducen costes laborales, acortan los tiempos de gestión de pedidos, permiten que las operaciones se desarrollen las 24 horas y evita sobrecostes derivados del descuadre de inventarios, roturas de stock o devoluciones de producto.
No obstante, antes de adoptar cualquier tecnología, es fundamental realizar una evaluación de las propias necesidades operativas e identificar las áreas donde los procesos son más ineficientes y donde la automatización puede tener el mayor impacto.
Inteligencia artificial, grandes esperanzas
Quizás la principal de todas ellas sea la inteligencia artificial, una herramienta que, por su capacidad de aprendizaje, tiene una aplicación bien definida en la gestión de stocks y en una actividad íntimamente relacionada con el inventario como es la previsión de la demanda.
El Centro Español de Logística ha analizado en un reciente informe el impacto de la inteligencia artificial generativa en la cadena de suministro.
El trabajo, realizado a partir de diversas entrevistas realizadas a más de ochenta profesionales, hace un diagnóstico de situación conclueyndo que existe un gran volumen de infraestructuras desfasadas y que se nota una ausencia del gobierno del dato. En este mismo sentido, un 82% de los encuestados estima que la madurez digital de sus compañías es ligera.
Bajo conocimiento de la IA
Así mismo, un 73% de los directivos reconoce un bajo o muy bajo conocimiento sobre la inteligencia artificial. De igual manera, un 52% de las empresas encuenstadas reconoce que no invierte lo suficiente en formación específica en inteligencia artificial para sus equipos. Más aún, un 92% de los encuestados no ha definido todavía un plan de desarrollo y adopción de esta tecnología.
Sin embargo, pese a este contexto desfavorable, un 84% de los encuestados asegura que implementar soluciones basadas en inteligencia artificial tendrá un impacto muy positivo en la productividad de sus empleados, especialmente en ámbitos como el análisis predictivo y toma de decisiones, automatización de procesos, personalización, sostenibilidad, mantenimiento predictivo, optimización logística, gestión de riesgos, transformación organizacional y en marcos de gobernaza responsables.
La implantación de las nuevas tecnologías es cada vez más común en la cadena de suministro, aunque depende de la capacidad de inversión de cada empresa”.
A la vista de esos impactos positivos, el estudio del CEL y Accenture identifica oportunidades concretas en diferentes áreas de la cadena de suministro.
Particulamente, en planificación puede ayudar en el análisis de demanda, en compras puede usarse como asistente contratos, en producción puede emplearse en sistemas inteligentes de gestión de la calidad, en la logística y transporte puede contribuir a gestionar posibles interrupciones y en almacenes, la inteligencia artificial puede desplegarse para la optimización de operaciones en almacén, especialmente mediante el uso de gemelos digitales.
Decálogo para el impulso de la IA
Adicionalmente, el estudio propone un decálogo con pasos clave para integrar la inteligencia artificial en la cadena de suministro y maximizar su impacto.
Para ello, se pide una definición de objetivos estratégicos y del retorno esperado, una evaluación de las caapacidades actuales para identificar de antemano posibles brechas tecnológicas, desarrollar una estrategia de gestión de datos que garantice su calidad, seguridad y accesibilidad, poner en marcha una infraestructura tecnológica actualizada y el abordaje de la necesaria transformación de los puestos de trabajo.
Tecnologías como la inteligencia artificial permitirán trabajar con más precisión los grandes volúmenes de datos que generan los stocks”.
De igual modo, el decálogo también propone afrontar la gestión del cambio y el desarrollo de nuevas competencias, tener en cuenta la captación de talento tecnológico, establecer un marco de gobernanza ético, monitorizar el rendimiento de la inteligencia artificial para alinearlo con los objetivos empresariales y escalar la tecnología a toda la cadena.
La IA en almacenes
El potencial que tiene la inteligencia artificial también se extiende, como se ha citado antes, a los almacenes donde desde un principio puede ayudar a gestionar los grandes volúmenes de datos que se generan con el almacenamiento y transporte de múltiples referencias para tomar decisiones adecuadas que afecten a la gestión de inventario, desde un punto de vista operativo, y a la asignación de recursos, desde un punto de vista de gestión de personal y activos.
En combinación con los sistemas de gestión de almacenes (WMS), la inteligencia artificial puede ayudar a reducir el tiempo de preparación de pedidos, reduciendo las tareas penosas que se realizan en los almacenes, y, al mismo tiempo, mejorar la precisión a la hora de gestionar los pedidos.
La inteligencia artficial puede ayudar a predecir la demanda para ajustar las necesidades de inventario a la demanda real”.
Además, la propia capacidad de aprendizaje de la inteligencia artificial le permitirá desarrollar capacidades predictivas a la hora de anticiparse a picos de actividad para poder gestionar volúmenes y asignar recursos de manera proporcionada a las necesidades concretas que se prevean.
Todo ello redundará en una mejora de la productividad de los almacenes, que podrán trabajar a pleno rendimiento más tiempo sin necesidad de supervisión continua y alineados en todo momento a las necesidades presentes y futuras de cada cadena de suministro.
Otras tecnologías
Junto con la inteligencia artificial, la automatización de almacenes también propone un escenario en el que máquinas y humanos colaborarán en entornos muy concretos de trabajo con un alto grado de seguridad y eficiencia, independientemente de la carga de trabajo y reduciendo al mínimo tareas tediosas o penosas.
Este entorno colaborativo puede ayudar a mejorar las condiciones de trabajo en los almacenes e impulsar la atracción de talento, aunque, al mismo tiempo, también se plantean nuevas necesidades de formación para un personal que deberá estar acostumbrado a trabajar con robots en todo momento.
Así mismo, los avances tecnológicos también permiten que las inversiones se puedan ajustar a las necesidades de cada empresa y que, además, puedan proyectarse con perspectiva de escalabilidad, con lo que también se amoldan a escenarios de crecimiento o de reducción de la actividad.
Adicionalmente, la sostenibilidad juega un papel fundamental en las iniciativas de robotización y automatización de almacenes.
De hecho la tecnología juega un papel importante a la hora de reducir el gasto y optimizar los consumos energéticos.
En prticular, además, la automatización y la robotización permiten conseguir empaquetados con menor uso de papel.
Sostenibilidad y automatización son aspectos complementarios, por el potencial para reducir consumos energéticos, eliminar el uso de papel y reducir el gasto”.
Por otro lado, el papel de la automatización en los almacenes también ha sobrepasado el ámbito del picking, en el que se empezó a utilizar, para extenderse a otras labores que se desarrollan en estas instalaciones y que están más relacionadas con todo el flujo que siguen las mercancías, desde su entrada y ubicación a su tratamiento y preparación para la salida.
En definitiva, la automatización es un proceso complejo y abierto a ir incorporando nuevas funcionalidades.
De hecho, la tendencia es que estas innovaciones tecnológicas no se centren solo en ganar velocidad y precisión en las operaciones de almacén, sino que se focalicen cada vez más en ayudar a los operarios a realizar tareas más complejas y que aporten valor añadido a todo el proceso logístico, reforzando de paso la productividad de las empresas del sector, tal y como adelanta el estudio del CEL mencionado anteriormente.