El sector hortofrutícola español, afectado por los desafíos mundiales

Los diferentes acontecimientos políticos, sociales, económicos y climáticos han tenido su reflejo en el sector hortofrutícola, cuyos precios de cara al consumidor se han incrementado.

11/09/2024 a las 8:10 h
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El año 2023 ha vuelto a registrar múltiples desafíos en áreas relacionadas con la política, la sociedad, la economía y el clima, muchos de los cuales han afectado al sector hortofrutícola, tanto en la fase de producción como en el transporte, el comercio y la entrega al consumidor final. Así se refleja en un informe estadístico publicado por Fruit Logística en colaboración con Fruitnet para analizar los datos del sector relativos al ejercicio anterior.

En el caso de la guerra en Ucrania, que se acerca ya al final de su segundo año, sigue siendo una preocupación constante. Si bien las consecuencias iniciales, marcadas por los elevados precios de la energía y los fertilizantes, ya se han atenuado, otras aún persisten. 

Los presupuestos de los países se han visto lastrados por el elevado gasto en ayuda militar, y el aumento del coste de la energía en 2022 está teniendo ahora un fuerte impacto en algunas zonas de producción.

Además, en octubre estalló un segundo conflicto entre Israel y Palestina, conviertiendo a Oriente Medio en una zona de alta tensión. En este contexto, las navieras han decidido evitar el Canal de Suez hasta nuevo aviso por los ataques que se están produciendo en el Mar Rojo, lo que alarga las rutas de transporte y aumenta los costes.

Los conflictos mundiales también están favoreciendo un continuo flujo de refugiados, creando nuevas obligaciones y desafíos para algunas naciones europeas, y cambiando el panorama político. 

Por su parte, la inflación en la UE se redujo ligeramente a lo largo de 2023, pero no hay que olvidar que los continuos aumentos de precios desde 2022 se han producido partiendo de un nivel ya elevado. 

Así, el índice del coste de vida en la UE-27 se situó en el 127% en noviembre de 2023, tomando como referencia el nivel de 2015. En comparación con noviembre de 2022, esto supuso un aumento de unos cuatro puntos.

Por su parte, los alimentos se encarecieron un 9% para los consumidores europeos en comparación con el mismo mes del año anterior. El aumento fue, por tanto, superior al del coste de la vida en general. 

Esto se debe a que los precios de la energía han vuelto a bajar mientras que los alimentos contribuyeron a la inflación en 2023.

Frutas y hortalizas

Las frutas y hortalizas, que se asociaron erróneamente a la elevada tasa de inflación del año anterior, sí han impulsado los precios en 2023. En concreto, el índice de precios de la fruta subió un 11% con datos de noviembre en comparación con el año anterior y el de las hortalizas un 13%.

El aumento de los precios de cara al consumidor se debió a la escasez de oferta en el mercado, pero, cabe preguntarse si han subido ya lo suficiente o el aumento se verá compensado por incrementos aún mayores de los costes de producción.

En este sentido, el Índice de Precios del Productor para las hortalizas frescas en la UE-27 aumentó hasta el 156% en el tercer trimestre de 2023, con 2015 como 100%. Esto son 14 puntos más que en el tercer trimestre del año anterior.

En su caso, el Índice de Precios del Productor para la fruta cayó ocho puntos interanuales, hasta el 155%. Finamente, el índice de precios de los insumos agrícolas cayó 17 puntos, hasta el 138%.

El principal motivo fue la caída de los precios de los fertilizantes y la energía. Por el contrario, los precios de semillas y plántulas, los pesticidas y la maquinaria siguieron subiendo. 

Además, los nuevos aumentos del salario mínimo han repercutido negativamente en los resultados económicos de varios países.

 En general, y sin entrar en detalles sobre los distintos tipos de frutas y hortalizas, la evolución de costes y los ingresos se habría equilibrado en 2023.

Uno de los mayores retos de los próximos años, como se ha visto en el último año, será la cuestión del agua. 

Naturalmente, lo primero en que se piensa es en la falta de lluvias, la sequía y el agotamiento de las fuentes de agua. 

Sin embargo, en algunos países, el año pasado fue un claro ejemplo de que demasiada agua también puede alterar gravemente los planes de producción.

Así, las lluvias persistentes a partir de octubre en Alemania, Francia y el Benelux provocaron trastornos en la recolección de las hortalizas de otoño y su almacenamiento.

Las regiones de España, Italia y Grecia, por ejemplo, también se vieron afectadas por fuertes tormentas que causaron daños y redujeron la oferta debido a las intensas lluvias y al granizo. 

En otros momentos, las altas temperaturas y la fuerte radiación mermaron la calidad y provocaron pérdidas. Grecia sufrió los peores incendios forestales jamás registrados en la Unión Europea, y también hubo grandes incendios forestales en las Islas Canarias, partes de Portugal y Sicilia. 

A nivel mundial, 2023 fue el año más cálido desde que hay registros. En julio, las temperaturas en el sur de Europa superaron con creces los 40°C, y naturalmente, la producción es la que más siente el impacto del clima. 

Las pérdidas en el proceso de clasificación  pueden hacer que haya menos producto disponible.

El 2023 ha demostrado que un exceso de agua también puede alterar los planes de producción, pues las lluvias en Alemania, Francia y el Benelux provocaron problemas en la recolección de hortalizas”. 

Cosecha de 2023

Según cifras provisionales, en 2023 se cosechó en la UE-27 casi la misma cantidad de frutas y hortalizas que el año anterior, pero la cosecha de 2022 ya fue inferior a la media. Además, los efectos de las desfavorables condiciones meteorológicas sobre la calidad de los productos almacenados aún no ha podido evaluarse plenamente en el caso de algunos tipos de frutas y hortalizas. 

Es el caso de las coles, zanahorias y cebollas, y de las variedades más tardías de cítricos, kiwis u hortalizas almacenadas. En este sentido, las elevadas pérdidas en el proceso de clasificación pueden hacer que haya menos productos disponibles, aunque los volúmenes brutos de cosecha sean elevados. 

En cualquier caso, la cosecha conjunta de fruta de la UE en 2023 fue casi un 2% inferior a la del año anterior. El descenso se observa principalmente en manzanas, peras, uvas y naranjas.

Aunque no hubo heladas primaverales importantes, las condiciones durante la floración no fueron óptimas en muchos países países europeos, lo que significa que la polinización fue débil. 

Esto se notó especialmente en las manzanas y aún más en las peras. El fuerte descenso de las peras se debe sobre todo a Italia, donde las bajas expectativas se vieron aún más afectadas por las tormentas. Italia también es responsable de la mayor parte del descenso de la uva. 

La cosecha de fruta de hueso en 2023 fue ligeramente mejor que la del año anterior, que fue deficitaria. En cambio, las restricciones de superficie para los melones no se reflejaron plenamente en los volúmenes cosechados.

Por su parte, se calcula que la cosecha de hortalizas en la UE-27 será en 2023 casi un 2% superior a la del año anterior.

La sequía estival de 2022 afectó a los rendimientos, pero el suministro de agua en algunas zonas de Europa fue mejor el año pasado. Por lo tanto, se espera un aumento significativo para las zanahorias y repollos.

Sin embargo, en el momento de publicarse el informe aún no estaba claro si esas grandes cantidades estarían disponibles para el mercado. 

Esto se debe a que la cosecha tuvo lugar en condiciones difíciles debido a las lluvias caídas entre septiembre y noviembre. Las pérdidas  fueron elevadas desde el principio. 

Lo mismo puede decirse de las cebollas, de las que se cosechó más cantidad que el año anterior, pero su duración pudo verse comprometida. En Francia, la climatología dificultó la producción de coliflores, lo que se tradujo en cosechas sensiblemente inferiores. 

También se esperan menores cantidades de hortalizas de invernadero, especialmente tomates y pimientos, en comparación con el año anterior. Esto se debe en parte a la plantación tardía para ahorrar costes energéticos, pero en el caso de los tomates también se debe a enfermedades víricas.

El hecho de que el descenso del volumen de tomates sea limitado se debe también a que algunos productores han vuelto a sustituir los frutos pequeños por frutos grandes de panículas estándar. Por razones de costes, la demanda de los consumidores se ha alejado un poco de los racimos pequeños. 

Asimismo, debido a las condiciones climáticas, los pepinos escaseaban y eran caros hasta marzo. Posteriormente, sin embargo, el mercado acabó con un exceso de oferta, y los precios sufrieron presiones.

En conclusión, las importaciones de frutas y hortalizas en la UE, que cayeron en 2022, parecen haberse estabilizado en los niveles actuales. El ligero descenso de la fruta se vio compensado por un ligero aumento de las importaciones de hortalizas en 2023.

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