El Instituto Tecnológico del Plástico, más conocido como Aimplas, ha dado a conocer este martes 2 de julio en Madrid los actuales retos y oportunidades de los envases alimentarios en la economía circular.
El sector se encuentra actualmente en un momento de cambio por el impacto del Pacto Verde Europeo, el Nuevo Plan Europeo de economía circular, el marco de trabajo para un diseño seguro y sostenible, y especialmente la propuesta de revisión de la normativa europea sobre envases y residuos de envases.
Estos cambios tendrán influencia en el Real Decreto 1055/2022 de Envases y Residuos de Envases, y en la Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados, si bien la regulación española está muy avanzada en este ámbito y los objetivos fijados ya eran muy ambiciosos.
Además, en abril el Parlamento Europeo aprobó el acuerdo alcanzado con el Consejo sobre un nuevo reglamento de ecodiseño que introducirá requisitos adicionales y normas mínimas de durabilidad, reparabilidad, eficiencia energética y reciclaje, abordando las prácticas de obsolescencia prematura. Los productos irán acompañados de un Pasaporte Digital de Producto.
A ello se suma la Directiva contra el Greenwashing, pues los Estados miembros deberán adoptar y publicar las disposiciones necesarias para su cumplimiento el 27 de marzo de 2026, como muy tarde.
También desde octubre de 2023, el Reglamento (UE) 2023/2055 restringe las micropartículas de polímeros sintéticos por sí solas o añadidas intencionadamente a las mezclas con el fin de reducir las emisiones de microplásticos en los productos cotidianos.
Como ha indicado Desampa Embuena, Business Developer en el sector del Packaging en Aimplas, el sector del plástico vive "un tsunami legislativo", lo cual pone de manifiesto la necesidad de contar con un perfil especializado en cuestiones legislativas en las empresas o contar con el apoyo de una consultora externa. El Instituto también cuenta con un departamento legal.
Principales novedades
Entre las principales novedades a las que el sector debe hacer frente próximamente, ha señalado la obligatoriedad de que todos los envases de la UE sean reciclables en 2030.
En cuanto a la reducción de residuos, los países de la UE tendrán que reducir el volumen de residuos de envases per cápita un 5% en 2030, un 10% en 2035 y un 15% en 2040, tomando como referencia los niveles de 2018.
En lo que se refiere al etiquetado, los envases deberán incluir etiquetas que indiquen la composición del material, instrucciones de separación de residuos armonizadas en la UE e instrucciones de reutilización si procede. También se establecen objetivos de reutilización y obligaciones de rellenado para varios tipos de envases.
Los objetivos de reciclado para 2030 ascienden al 30% en el caso de los envases fabricados con PET, 10% en el caso de los envases fabricados con otros materiales plásticos, 30% en el caso de las botellas de bebidas de plástico de un solo uso, y 35% en el caso de los otros envases de plástico.
Finalmente, respecto al packaging compostable, los embalajes compostables serán obligatorios para bolsitas y cápsulas de té o café, y etiquetas adhesivas pegadas a frutas y hortalizas.
Pasando a los retos que impone al sector la propia sociedad, Embuena ha señalado la seguridad alimentaria, el desperdicio alimentario, y el crecimiento y concentración de la población. En este contexto, se ha hecho hincapié en la necesidad de que el packaging sea seguro para contribuir a reducir el impacto de las enfermedades de transmisión alimentaria.
Modelo productivo de la economía circular en el sector del plástico
A la vista de la situación actual, se concluye que el packaging óptimo debe ser 100% sostenible y 100% funcional, lo que se consigue con el ecodiseño, basado en el modelo productivo de la economía circular. También se ha puesto en valor la importancia de la reutilización, bien sea por refill o con un Sistema de Depósito, Devolución y Retorno, y de la reparación.
En la sesión, se ha repasado todo el modelo productivo de la economía circular en el sector del plástico, indicando que si se opta por el reciclado, es preciso adherirse a un Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor, Scrap, y tener en cuenta si el packaging se puede separar y si se va a abandonar.
Si se opta por la separación de residuos, se puede proceder al reciclado químico, orgánico o mecánico, o la valorización energética. Esta última vía sería la menos aconsejada, pero a veces es la única opción.
En el caso del reciclado mecánico, un problema que se encuentran las empresas de alimentación es que es difícil encontrar plástico reciclado mecánicamente para el contacto con alimentos. En este caso, debe tenerse en cuenta la descontaminación y compatibilización para encontrar un packaging adecuado.
En el reciclado químico, sí se puede encontrar packaging de contenido reciclado para 'full contact'. Las diferentes vías para este proceso son la pirólisis, solvólisis y el reciclado biológico o enzimático. En el reciclado orgánico, se optaría por la biomasa o compostado.
Todo este modelo, sumado a la jerarquía existente de residuos, que indica que la eliminación sería la última frontera, permite diseñar una estrategia adecuada por parte de las empresas de packaging.
Entre las vías en las que se puede seguir trabajando a futuro para conseguir un packaging sostenible y funcional, ha dicho Embuena, destaca la del ecodiseño, poniendo atención en la reducción peso, el cambio de packaging a rígido a flexible, y el avance hacia el packaging monomaterial.
También en lo que respecta a la fuente del packaging, debe valorarse el uso de fuentes renovables, materiales reciclados y subproductos sector agroindustrial, mientras que en lo que se refiere al fin de vida, cada empresa debe decidir si apostar por envases reciclables, reutilizables o compostables.