Los empleados del operador postal británico quieren que la empresa mantenga su vocación de servicio y que, al mismo tiempo, mantenga su núcleo de actividad en el Reino Unido. Mientras, la compañía espera que las intenciones de la plantilla en Gran Bretaña no se concreten finalmente en movilizaciones y que se inicien negociaciones que permitan alcanzar un acuerdo sin que la actividad se vea finalmente afectada en uno de los períodos con mayor actividad para los operadores postales de todo el mundo, cada día más volcados en actividades de paquetería, ante el declive del correo postal tradicional por mor de las nuevas tecnologías.
Al mismo tiempo, la dirección de Royal Mail defiende el proceso de transformación iniciado para adaptarse a las nuevas condiciones del mercado y pide a la plantilla colaboración para conseguir adaptar el operador postal a los nuevos tiempos, algo que, a su juicio, mejorará la sostenibilidad económica de la plantilla y, consecuentemente, el empleo, mientras, de igual modo, avisa de que la amenaza de paros socava tanto su posición como la confianza de los clientes.