Madrid, Barcelona y Valencia son, sin ninguna duda, los grandes nombres del sector inmologístico en España, concentrando un elevado número de operaciones cada año que contrastan con las que se cierran en otras ciudades del país.
En los tres casos, los activos gozan de una ubicación estratégica y una buena infraestructura de transporte con aeropuertos, carreteras y, en el caso de Cataluña y Valencia, con dos grandes puertos marítimos.
Sin embargo, los inversores llevan tiempo captando oportunidades interesantes en otros mercados secundarios, impulsados en gran parte por el comercio electrónicoy la necesidad de contar con naves más cerca del cliente para atender sus demandas en el menor tiempo posible.
A ello se añaden también los mercados situados en áreas con producciones específicas, como el caso de la producción de frutas y verduras en Murcia, la agricultura en Andalucía o la metalurgia en el norte del país.
Se trata de lugares donde existen una serie de industrias que generan un flujo constante de mercancíasdurante todo el año, lo que supone una base sólida para el desarrollo de la actividad inmologística. Además, hay ciertas ciudades de especial interés para los inversores por su posición estratégica, como es el caso de Gran Canaria, un punto clave entre Europa, América y África.
Por lo general, explican desde BNP Paribas, se trata de inversiones con un nivel de riesgo controlado y un elevado rendimiento, pues los mercados secundarios ofrecen una rentabilidad superior en comparación con los más maduros.
Además, los activos logísticos en estos mercados suelen ser de alta calidad, construidos bajo fórmulas de autopromociónque ofrecen calidades constructivas y operativas superiores a la media.
En este contexto, invertir en activos inmologísticos en estas zonas puede suponer una mayor rentabilidad, menor competencia y la posibilidad de establecer contratos de arrendamientoa largo plazo, explican desde la consultora.