UETR ha analizado esta semana la situación que vive la implantación del nuevo tacógrafo inteligente de segunda generación y ha acordado "transmitir su preocupación a las autoridades europeas por el bajo grado de vehículos afectados que estarían llevando a cabo el proceso de sustitución de sus tacógrafos", sobre todo a la vista de que apenas quedan cinco meses para el cambio obligatorio en vehículos que realicen transporte internacional.
La organización europea de pequeños transportistas también reclama una "actuación coordinada por parte de todos los Estados miembros en caso de que se acuerde una relajación temporal en la imposición de sanciones en caso de no haber llevado a cabo el retrofit con posterioridad a dicha fecha límite".
Según estimaciones oficiales, el número de vehículos afectados rondaría el millón en toda Europea, de los que 130.000 corresponderían a la flota española.
Respecto a los precios que están aplicando los talleres autorizados por la instalación el nuevo tacógrafo, según la información facilitada por las diferentes asociaciones nacionales pertenecientes a UETR, el importe medio a abonar por vehículo oscilaría entre los 1.500 euros en países como España, Italia o Francia y los 2.000 euros en el caso de Bélgica o Alemania, aunque en otros del Este de Europa el precio es sensiblemente inferior.
Ante esta situación, Fenadismer, organización perteneciente a UETR, recomienda "planificar lo antes posible la sustitución del tacógrafo, con el fin de evitar posibles retrasos por falta de componentes o sobrecarga de trabajo de los talleres especializados, y de este modo evitar la paralización de su flota en transporte internacional a partir del próximo mes de enero".