Después de un periodo de incertidumbre, en el que la mejora de la economía no terminaba de asentarse, a mediados de 2016 se inició un cambio positivo de tendencia. Éste parece haberse consolidado en 2017, año en el que, según la última actualización de las “Perspectivas de la Economía Mundial” del Fondo Monetario Internacional (FMI), el crecimiento mundial alcanzó un 3,7%. España creció un 3,1% y sigue siendo uno de los países que más crece entre las economías avanzadas.
No obstante, en dicho informe, el FMI identifica una serie de desafíos para el crecimiento de la economía mundial que también afectan al transporte marítimo, como son el aumento de la vulnerabilidad financiera, las políticas proteccionistas o aislacionistas, la inseguridad geopolítica o los fenómenos meteorológicos extremos.
Por otra parte, según la consultora Clarksons, en 2017 la demanda de transporte marítimo mundial registró el mayor crecimiento desde 2012, un 4,1% hasta los 11.600 millones de toneladas.
En paralelo, la flota mercante mundial moderó su elevado crecimiento de los últimos años (6% anual acumulativo en el periodo 2006-2016) hasta un 3,3% en 2017, finalizando el año en unos 1.920 millones de tpm. En consecuencia, durante 2017 se han ido absorbiendo en algunos sectores parte de los excedentes de flota y los fletes se han ido recuperando, aunque poco a poco y con oscilaciones. Mantener esta tendencia positiva en 2018 pasa necesariamente por controlar el aumento de la flota, sobre todo en los portacontenedores y graneleros.
[sumario]La aplicación de varios convenios medioambientales va a exigir a todas las empresas navieras un esfuerzo de inversión y aumentos de costes operativos verdaderamente sin precedentes.[/sumario]
En el ámbito normativo, la aplicación de varios convenios medioambientales de la Organización Marítima Internacional (OMI), que entraron en vigor en 2017 o lo harán en menos de dos años, va a exigir a todas las empresas navieras un esfuerzo de inversión y aumentos de costes operativos verdaderamente sin precedentes. En una situación tan poco propicia de los mercados de fletes, esto supone un enorme reto para los armadores.
En España, las cifras son muy positivas. Entre enero y noviembre de 2017 el tráfico de mercancías en los puertos españoles aumentó un notable 7,7%, sobre el mismo periodo de 2016, y ello pese a los problemas derivados del conflicto de la estiba en los meses de mayo y junio. A final de año se habrá alcanzado un nuevo máximo histórico, posiblemente en torno a unos 540 millones de toneladas.
Los armadores españoles recibirán en 2018 la entrega de 14 buques mercantes nuevos por valor de casi 870 millones de euros. Pero probablemente, sólo una parte de estos naveguen bajo pabellón español. Actualmente, algo más de la mitad de la flota de control español, tanto en número de buques como en tonelaje, está inscrita en el Registro Especial de Canarias (REC). Pero, debido a su pérdida de competitividad frente a otros registros europeos, no es probable que las próximas incorporaciones opten preferentemente por la bandera española. Para Anave es prioritario reforzar la competitividad del REC, para aumentar la flota y el empleo de marinos españoles. Extremo que venimos proponiendo como un objetivo común para la Administración, armadores y organizaciones sindicales.
En resumen, gracias al esfuerzo e inversión de nuestros armadores, el sector marítimo español está creciendo, pero tendrá que hacer frente a importantes y muy costosos retos normativos. Además, cada vez es más urgente una profunda revisión del Registro Especial de Canarias, para que esa recuperación de traduzca también en un mayor crecimiento de la flota mercante de bandera española, que sitúe al sector marítimo español en el lugar que le corresponde en el ámbito europeo.
Manuel Carlier
Director General de ANAVE