Hace tiempo que perdimos la fe en la idea de que las personas podríamos alcanzar la felicidad humana en un estado futuro ideal, un estado que Tomás Moro, cinco siglos atrás, vinculó a un topos, un lugar fijo, un Estado soberano regido por un gobernante sabio y benévolo.
Pero, aunque hayamos perdido la fe en las utopías de todo signo, lo que no ha muerto es la aspiración humana que hizo que esa imagen resultara tan cautivadora, que está resurgiendo de nuevo como una imagen centrada, no en el futuro, sino en el pasado: no en un futuro por crear, sino en un pasado abandonado y redivivo que denominamos “retrotopía”.
Fiel al espíritu utópico, la retrotopía es el anhelo de rectificación de los defectos de la actual situación humana, aunque, en este caso, resucitando los malogrados y olvidados potenciales del pasado. Son los aspectos imaginados de ese pasado los que sirven hoy de principales puntos de referencia a la hora de trazar la ruta hacia un mundo mejor.
Se trata de luchar contra el mantra de los gurús de la digitalización de que “cualquier pasado fue peor porque es pasado y que el futuro lo estamos construyendo entre todos”. Afirmación populista que supura mercadotecnia, pero falsa.
Hace años que se abolió la esclavitud, pero la esclavitud laboral parece que vuelve a ser el objeto de muchas multinacionales. Esta es ya la cruda realidad existente en nuestro país en el trabajo de distribución alrededor de la “última milla”. La esclavitud laboral, es decir, el trabajo realizado de una forma involuntaria bajo una amenaza y/o maltrato físico o moral real existe en el colectivo de “falsos autónomos” digitalizados mediante plataformas digitales.
[sumario]Se trata de resolver cuanto antes los desafíos de la digitalización y robotización para evitar ciudadanos en nuestro país “excluidos con trabajo” y “excluidos sin trabajo”.[/sumario]
Porque ser “conductor-colaborador” aportando furgoneta, gasolina, seguros, mantenimiento y la propia cotización de Seguridad Social… ¿cuántas horas fuerza a trabajar para alcanzar un salario mínimamente digno?
Se trata de resolver cuanto antes los desafíos de la digitalización y robotización para evitar ciudadanos en nuestro país “excluidos con trabajo” y “excluidos sin trabajo”.
Hoy por hoy, muchos de los productos que consumimos tienen detrás un aporte creciente de esa esclavitud laboral. Lo que comemos, la ropa con la que nos vestimos, los regalos que hacemos… detrás de ello, existe una trazabilidad palpable de esclavitud laboral. Para UGT, el único método posible para conseguir una Inteligencia Artificial de Confianza (Trustworthy AI) es mediante la creación de organismos públicos, independientes y autónomos para la inspección, control y auditoría de los algoritmos laborales.
FeSMC-UGT actúa en esos sectores donde se realizan éstas prácticas empresariales con una línea de actuación para proteger a esos trabajadores con los derechos laborales colectivos que les corresponde y no sigan con esa situación de esclavitud laboral. Ha de trazarse nítidamente entre los agentes sociales una línea de respeto de las normas laborales y de respeto por parte de las multinacionales que abusan de ello y de reparación de las víctimas mediante su acceso a la justicia laboral colectiva.
Este 2019 ha de ser el año de la reducción de ese modelo de esclavitud laboral en la logística y distribución en nuestro país, gobernando entre todos los agentes sociales esta transición que necesariamente ha de ser justa.
Alvaro Vicioso
Secretaría de Acción Sindical
FeSMC-UGT