La gestión de la logística inversa presenta sin duda uno de los grandes desafíos del e-commerce, algunas voces apuntan que su gratuidad propicia un flujo de mercancías que condiciona otras operaciones, aumenta la congestión de las ciudades y empeora, por ende, la calidad de vida de los ciudadanos, si bien es cierto que esta sentencia la suelen emitir quienes no han de tomar la decisión de aumentar el precio al consumidor final.
En cualquier caso, la mayor parte de los expertos, operadores, administraciones y, en definitiva, todo el que forma parte del sector de la logística y el transporte, coincide en la necesidad de optimizar los procesos en la última milla. Otra cuestión bien distinta, es saber cómo puede lograrse.
Nuevas soluciones ante un nuevo escenario
El nuevo escenario que plantea el e-commerce requiere de nuevas soluciones. A la entrega tradicional en el lugar elegido, generalmente en el propio domicilio o en el trabajo, se han sumado en los últimos años nuevas opciones como el click&collect, los puntos de conveniencia o las consignas automáticas, en sus múltiples variantes.
[sumario]Ciudades como Madrid o Barcelona, están planteando que el reparto de mercancías se haga con vehículos ecológicos en áreas clave del centro urbano.[/sumario]
No obstante, estas no terminan de calar en la sociedad española de la forma en que lo han hecho en otro países europeos. Algunos expertos aseguran que esto se debe a que, en España, los paqueteros realizan hasta un tercer intento de entrega si las dos primeras fallan, incluso aunque la culpa sea del cliente. Esto no sucede en otros países pero, como ocurre con la gratuidad de la logística inversa, ningún operador quiere tomar la decisión de poner fin a este privilegio, que no supone más que aumento de pérdidas y de recursos malgastados.
Más allá de estas soluciones, que ya pueden considerarse habituales, existen todo tipo de pruebas piloto de proyectos de lo más dispares, que contemplan desde la entrega con drones a lugares remotos y de difícil acceso hasta la posibilidad de dejar el paquete en el maletero del automóvil de quien lo ha encargado, o de utilizar robos que van por la calle de forma autónoma hasta el domicilio de entrega.
Movilidad sostenible, ¿valor añadido o exigencia?
Otro caballo de batalla de la distribución urbana de mercancías, y especialmente del e-commerce, es la necesidad de ser más verdes en ciudades cada vez más contaminadas.
Lo que hasta ahora se establecía como un valor añadido o una apuesta de marca, más o menos ligada con la Responsabilidad Social Corporativa, se convertirá próximamente en una obligación en muchas ciudades, que exigirán que el reparto de mercancías se haga con vehículos ecológicos en áreas clave.
Madrid y Barcelona han sido las primeras en apostar por las restricciones a vehículos basadas en sus niveles de emisiones o antigüedad, pero el importante peso de estas ciudades invita a pensar que no serán pocas las que sigan su estela.
Mercado en crecimiento
En este contexto actual del mercado, la paquetería y la venta on-line están creciendo a un ritmo impensable en otros sectores de la economía.
Según los últimos datos oficiales de la CNMC, correspondientes al tercer trimestre de 2016, la facturación del comercio electrónico en España creció un 16,3% hasta alcanzar los 6.166,8 millones de euros.
[sumario]Madrid y Barcelona han sido las primeras ciudades en apostar por restringir el acceso a vehículos al centro urbano o a determinadas zonas, según sus niveles de emisiones o antigüedad.[/sumario]
Del mismo modo, de acuerdo con los últimos registros de Competencia, el sector de mensajería y paquetería ha registrado un fuerte aumento del 20,9% en los envíos, con un total de 336 millones de paquetes gestionados, debido en una gran medida al crecimiento del e-commerce.
En definitiva, el crecimiento que se experimenta en el sector de la paquetería se encontrará con un camino de obstáculos, pero si el sector en su conjunto es capaz de solventarlos, este mercado garantizará un aumento de la mercancía a manipular durante los próximos años, pues es evidente que el comercio electrónico ha llegado para quedarse.
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